martes, 14 de julio de 2009

Crisis política en Honduras golpea el bolsillo de los humildes


Cuando se cumplen 14 días del derrocamiento de Zelaya por parte de los militares los vendedores resintieron la merma de clientes.
La crisis política que vive Honduras se hace evidente en una bajada de clientes para los vendedores de productos agrícolas que llegan a Tegucigalpa desde zonas rurales, lo que acrecienta no solo su preocupación por el país sino por sus bolsillos.Cargados de frutas y verduras, hombres, mujeres y niños se instalan todos los viernes y sábados en el tradicional mercado de mayoristas de Tegucigalpa para ofrecer sus productos a precios "cómodos".Pero este sábado, cuando se cumplen 14 días del derrocamiento del presidente Manuel Zelaya por parte de los militares y de que el Congreso designara a Roberto Micheletti al frente del Ejecutivo, los vendedores resintieron la merma de clientes."Las ventas no están muy buenas", dijo a Efe Manuel, un vendedor de 25 años, quien consideró que en estos días "el agua no está para fríjoles".No descartó que el "disparate" que ha vivido el país en las últimas semanas haya sido la causa de la poca demanda, aunque admitió que "la verdad es que la gente no tiene dinero".A pocos metros, Roque Martínez, un hombre campechano de 36 años que aprovechaba para desayunar junto a sus dos hijos, aseguró que la "poca venta" se debe a "eso que ha habido" (el derrocamiento de Zelaya)."No entiendo cómo vienen a pasar estas cosas en nuestro país", agregó con aparente resignación.Sin embargo, no solo eran pocos los compradores, pues para algunos visitantes este sábado se observaban menos vendedores.Y la razón pareció tenerla Laura Servellón, quien explicó que algunos de sus compañeros vendedores "piensan que es peligroso venir a la ciudad"."Yo lo que quiero es paz, habiendo paz en el país uno camina libre y no tiene miedo a nada", agregó esta mujer, quien llegó desde Lepaterique, cerca de Tegucigalpa, acompañada por tres de los seis hijos.A su vez, Gabriela, una joven de 16 años y estudiante del último año de bachillerato, no ocultaba su inquietud por la paralización de las clases, ante la decisión de los sindicatos de profesores de suspender las actividades para exigir el retorno de Zelaya."No sabía qué era un golpe de Estado y estoy preocupada, porque no sé cómo van a hacer con las clases. Espero que arreglen esto rápido", sostuvo.Alfredo, un chico de unos 12 años que ayuda a cargar las mercaderías a los compradores, consideró que cuando no había golpe en el mercado "se hacía más" dinero, tras detallar que en esta jornada había ganado apenas 200 lempiras (unos 10,52 dólares), cuando regularmente "se hace" entre 350 y 400 lempiras (entre 18,42 y 21,05 dólares).Las posibles soluciones al conflicto político no son claras ni para compradores ni vendedores, que sí coinciden en que se piense en el país."Hay una situación política todavía confusa y problemática", aseguró Carlos Medrano, un periodista que trabajaba para la oficina de prensa de Zelaya, y consideró que "el pueblo hondureño en general quiere un arreglo".Ninoska, un ama de casa de 40 años, pidió "sensatez" entre quienes mantienen actualmente un diálogo en Costa Rica en busca de una solución al conflicto político en el país, y no descartó que las elecciones convocadas para el próximo 29 de noviembre permitan que los hondureños tomen "la decisión correcta".A su turno, Wilfredo, un veterinario de 53 años, señaló que las autoridades deben "pensar en el pueblo hondureño" y dejar "a un lado las componendas fraudulentas".EFE

POR : Zapata Calva Katy

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